jueves, 22 de octubre de 2020

Viaje a la India (Capítulo 37)

Una mañana en Sawai Modhapuhr, cerca del parque nacional de Ranthambore


Al día siguiente me levanté temprano, según lo acordado. A las 6 ya estaba listo el desayuno y media hora después ya estaba preparado, esperando con la ilusión de un niño el jeep para que me llevaría a ver los tigres del parque Nacional de Ranthambore. Sin embargo, empezaron a pasar los minutos y no aparecía nadie. Le pregunté al otro señor que trabajaba en la residencia, de pelo lacio y cano que chapurreaba algo de inglés (como el compañero). La verdad es que básicamente se comunicaba con gestos. Le sonó varias veces le móvil, señal que estarían llegando, pensé, pero no. En una de esas ocasiones me pasó al aparato. Era el señor de la agencia de viajes o el que organizaba el safari, entendí. Me dijo que no había más plazas, sintiéndolo mucho y me ofrecía ir en el otro turno, de tres a seis de la tarde. Acepté (¡qué remedio!) molesto y acordándome del hombre de la casa y de su santa familia. De nada servía lamentarse, iría por la tarde. Debería pensar en qué hacer aquella mañana: podía dar una vuelta, pero ¿a las 7 de la mañana? Volví a la habitación, intenté dormir y me levanté dos horas después más o menos. Subí a la terraza donde había desayunado, hice algo de yoga, bajo la atenta mirada de los hombres del hostel. Me recordó a los personajes de la película “Alguien voló sobre el nido del cuco”. No me dijeron ni pío. Volví a la habitación a asearme y me puse en camino siguiendo un camino principal sin saber adonde me llevaría. Al salir, los dos hombres estaban como si no hubiera pasado nada. Hablé con el que mandaba más y me había vendido el safari sobre el contratiempo. Me respondió que llamara a la agencia de viajes. Le dije que quería una compensación por el madrugón inútil, pues el de la agencia no se hacía responsable. Añadió que como, de todas maneras, lo haría por la tarde, no podía reclamar nada. De todas maneras, insistí y concluyó asegurándome que el de la agencia se presentaría en el tour y me devolvería 200 rupias, pero me olía que mentía y no me equivoqué. Evidentemente pensé que en realidad el que me había vendido el tour era el que se tenía que haber cerciorado que había plazas.

Me encaminé hacia el pueblo de Sawai, una carretera por la que se suceden talleres mecánicos, casas. Alrededor de la estación está la zona más concurrida. Definitivamente era un parque temático de talleres para arreglar todo tipo de vehículos. Me dijeron que había un mercado a unos dos kilómetros, pero no dí con él. Tampoco me quería alejar mucho. En un cruce de carreteras me tomé un chai. En el paseo no faltó gente que montada en moto me paraba y me preguntaba a donde iba y se ofrecía a llevarme. Incluso el señor del hostel, con el que, casualmente, me crucé. Decliné todas las invitaciones, dando las gracias. Hacía un calor infernal. Paró un profesor de inglés que me hizo la misma propuesta y, de paso, quiso llevarme a su escuela para enseñármela. También un señor que iba con un camello quiso llevarme, pero esta vez, a cambio de money. 


Llegué a un puente donde se podía ver parte de la ciudad. Lo crucé y fui hacia la zona poblada. Me paró otro indio al cual esquivé, estaba ya un poco cansado de que me parara tanta gente. Me preguntó por qué los turistas no querían hablar con ellos. Le tenía que haber preguntado si realmente había pensado el por qué. Sin embargo, me paré y lo conté mi parecer. Le confesé que, en ocasiones, no siempre (por supuesto), o querían vender algo o sus intenciones eran poco claras y no daban mucha confianza o todo a la vez. Una razón podía ser ésa. Hasta aquí lo que le dije. Me ofreció tomar un chai (otra de las razones, que se les invite a un chai). También otro dato a tener en cuenta es que muchos indios tienen bastante tiempo libre, ya sea por falta de trabajo, cultura, etc... Y siempre están dispuestos a charlar y un chai gratis. Volví al hostel, comí el arroz sobrante del día anterior y esperé que se hiciera la hora para que me llevaran al safari. (otra vez).


6 comentarios:

  1. He ido a India varias vecws porque mi marido y familia son originariamente de Infia. No me deja de decepcionardecepcionar tanto turista escribidnfo sobre India sin decir nada sobre esta cultura milenaria. No deja de ser un relato de un tío quwqva a India a contar sus aventuras y desventuras de planes que salen mal. Penoso. Y si hablas de Indios con yiemti e incultura tam tendrias que hablar de la galta de oportunidades y el porque para que aportase algo. A mi al menos me da igual que in dia no te daloese un plan y que ,que pobre,tuvieras que dormir dos horas mas. Penoso.

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  2. De verdad que poco dicen de India. Me parece un relato de alguien con necesidad de EGO

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    1. Ok, me parece respetable tu opinión. Simplemente es un diario de un viaje. Me da la sensación que sólo has leído este episodio, pero no pasa nada. Personalmente creo que hay libros muy interesantes para divulgar la cultura india. Gracias por tus comentarios. Un saludo.

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    2. Y con respecto al EGO, yo lo veo como una manera de compartir mi experiencia para gente que ya le gusta este fascinante país, haya ido o tenga pensado ir o no pueda. Un saludo

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  3. Queda claro que cada cual tiene una manera muy personal de ver o vivir una historia. ..Todo dependerá de cómo lo entienda el lector...Me gustó su manera de narrar la historia, de lo contrario, pienso que si no le hubiera colocado una nota de misterio, como en las novelas, no la hubiese leido hasta el final...Todo bien..Un enfoque diferente con detalles interesantes..Gracias

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  4. Queda claro que cada cual tiene una manera muy personal de ver o vivir una historia. ..Todo dependerá de cómo lo entienda el lector...Me gustó su manera de narrar la historia, de lo contrario, pienso que si no le hubiera colocado una nota de misterio, como en las novelas, no la hubiese leido hasta el final...Todo bien..Un enfoque diferente con detalles interesantes..Gracias

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