Visita al Askshardham temple con varias sorpresas (5-4-2018)
Ya
en el hostel, tras hacer el ckeck-in pertinente (registrarse),
pregunto por un sitio cercano donde comer y que lo ofrezcan no sea
muy picante. Los chicos del hostel se ofrecen para pedirme lo que
quiera desde allí mismo y comer en la sala habilitada para ello o ir
yo mismo. Decido encaminarme hasta el restaurante, pero pronto me
surgen las dudas ¿me dijeron right, left? ¿Había un cine?
Pregunto en un portal, me indican un primer piso ¿primer piso? No,
sir, aquí hay unas oficinas, el restaurante está en la planta baja.
El
lugar es mínimamente elegante y los camareros lucen un chaleco
negro, haciendo juego con zapatos, bastante desgastados, por cierto.
Me pido una “especie” de menú y un té , 300 rupias, menos de 3
€. Vuelvo al hostel con la idea de descansar hasta las 5 de la
tarde y visitar algún monumento después. Me decanto por el
Akshardham temple. Como las distancias son enormes y con el calor que
hace sería una locura ir a pie, y decido coger un ricksaw. Podía
haber ido en metro, pero ver una ciudad bajo tierra no me atraía
mucho, aunque evidentemente hubiera ahorrado tiempo.
Se
ofreció a llevarme un tal Baloo (Balú?) de 56 años aunque
aparentaba menos por 150 rupias. Comparado con el de la mañana, me
pareció mucho, pero pueden ser casi 2 € y unos 15 minutos lo que
tarde. El hombre da conversación y es amable. Yo soy su
invitado/huésped, me dice, su lema es “si yo soy su invitado y
estoy feliz, él está feliz”. Acordamos que me esperaría una hora
para visitar el templo, avisándome que no se pueden hacer fotos ni
con móviles. Cuando dijo dentro, entendí dentro del templo, no en
el recinto que es inmenso. Había unas filas de gente en paralelo que
desembocaban en unas consignas que a cambio de rellenar un papelito
con los datos personales te guardan la mochila y te dan un token (una
ficha) (por cierto, curiosos los del metro).
Después de dejar la
mochila, aviso a mi ricksaw que tardaré más pues esperando un chico
me dijo que hacían un showlight a las 19 h. Eran las 18,15 h. El
espectáculo empezó pasadas las 19 h y terminó a las 20 h. El amigo
Baloo esperando, claro. El show consistía en una fuente con
diferentes chorros de agua que se iluminaban. Cuatro niños salían
rodeando la citada fuente mientras los chorros daban más o menos
agua. Al fondo, había un recio edificio sin adornos y en el centro
lo que podría ser una estatua, pero tapada. En un momento dado sobre
la fachada del edificio se dibujaron las imágenes de un palacio y
unos animales animados. Un chico que estaba sentado cerca, se puso a
mi lado y me empezó a comentar lo que se veía; los diferentes
dioses del agua, del fuego, de la tierra, del sol... Muy curioso! Por
80 rupias. Sobre
el templo, me pareció espectacular en el que hay que entrar
descalzo y fuera tienen “la casa del zapato” para dejar las
sandalias, zapatos, etc. Aunque pueda parecer de otra época, fue inaugurado en 2005, levantado por miles de voluntarios y artesanos en honor a Pramukh Swami Maharaj,
fundador de una nueva religión. El
interior se respiraba un ambiente frío que contrastaba con
un olor a pies irremediable, a pesar de que sus enormes puertas
estaban abiertas de par en par. En medio, podía decirse que en el
altar había una gran figura de oro maciza dedica al fundador
religioso y cada de uno de sus lados, unas esculturas, sino de tamaño
natural, más grandes incluso, del mismo brillante material. En mi
opinión, bastante recargado. Un “barroco oriental” ¿?
Volví
al tuk-tuk (riscksaw) no sin antes comprar unas postales. Le pregunto
que cuanto me va a cobrar, y contesta con el mantra, “si el huésped
es feliz, él es feliz”. Le indico que volvamos al hotel, y durante
el camino me insiste en ir a al oficina de turismo y le repito que sé
lo que quiero ver y que tengo un mapa decente. Me ofrece ir a un
sitio a cenar, le pregunto que si tiene comisión y que si está
cerca del hostal no me importa. Me dice que las comisiones las tienen
las tiendas no los restaurantes, lo que me cuesta creer. Accedo, pero
no está cerca y claro, quiere esperarme. El restaurante es tan
turístico que el camarero sabe español. El precio está bien, pero
demasiada comida, que le pido que me la ponga en una bolsa para
levar, que finalmente se quedará en el tuk-tuk.
Llegamos
al hostal y hay que hablar de dinero, se muestra ambiguo, me pregunta
qué haré mañana. Le digo que me gustaría ir a ver un par de cosas
que están lejos y que también a un tour que organiza el hostel. Le
cuesta acordar el precio, y al final me suelta que son 2250 rupias.
Unos 30 € calculo, entiendo que es su trabajo y que ha estado toda
la tarde conmigo, pero ¡coño! Teníamos que haber acordado el
precio al principio. Pequé de pardillo y... además teniendo el
metro al lado. Tuve que subir a la habitación porque no tenía tanto
dinero encima. Quiso quedar al día siguiente a las 16 h. No me
presentaría, lo tenía claro. Y así fue.
it is really a good read.
ResponderEliminarkeep it up..
Thank You, Udit! I will!
EliminarNo joda, una estafa en la propia cara. Que abuso, ¿qué manera es esa de cobrar?
ResponderEliminarEl indú es tramposo....lolleva en la sangre....jaja.
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