jueves, 30 de abril de 2020

Viaje a la India (Episodio 7)


Llegada a Haridward

A la mañana siguiente cogí el tren que me llevaría hasta Haridward. Fue según lo previsto, aunque con una grata sorpresa, pues se nos repartió (estaría incluido en el billete) un desayuno y una especie de almuerzo, pero no. Pues el chico que había repartido la comida, después pasó con una gran bandeja de plástico y pasaba pidiendo dinero insistiendo a los turistas (que éramos contados). Le dí lo que me pareció, pero a los pocos minutos volvió a pasar devolviendo lo recibido bajo la atenta mirada de su jefe (o encargado) que lo grababa con el móvil. Me quedé pensando si le había dado mucho y por qué hacía eso. ¿?


Al llegar me había propuesto comprar el billete hacia la siguiente parada pensada: Amritsar. Pregunté a unos guardias en la estación, que me indicaron una ventanilla, donde me señalaron en frente y desde allí a no sé donde. El juego de la oca. Doy un paseo a ver si doy con ella. ¡Nada! Finalmente decido volver por la tarde. Uno de aquellos vigilantes me había enviado a la oficina de Turismo, que está frente a la estación. Siguiendo el mapa de la guía la encuentro sin dificultad. En realidad, es un hotel vacío, donde el recepcionista me dice que como es domingo está cerrado. La guía comenta: “ineficaz” Sin duda, pasó por aquí.
Haridward es tan ruidosa como Delhi, pero concentrada alrededor de dos largas calles longitudinales. El hostal se encuentra en una de las puntas de la pequeña ciudad, en una zona llamada Har-ki-pairi, a las orillas del Ganges, donde hay un templo hindú. Para llegar a él tuve que coger un tuk tuk con la inquietud lógica por lo que me había pasado en Delhi. Está como a kilómetro y medio. 150 rupias me pedía el señor chófer. Sé que es su trabajo, pero Haridwar no es Delhi, no se trata de ser huraño sino de ser justo y le rebajé el precio. Fue una carrera vertiginosa y emocionante (como una atracción de feria pensé). Tras unos 10 minutos como mucho, me dejó en un cruce de una calle a la que ambos lado está llena de tenderetes. Es una de las principales. Peatonal no quiere decir que no pasen motos tocando el claxon como si se acabara el mundo, queriendo pasar sí o sí. Aquí el peatón no tiene preferencia. Siempre con prisas. ¿Ésta es la India de la meditación y el yoga? Seguramente que no, pero también. 


Llegué al hostel, un antiguo hotel que conservaba su nombre anterior Alsano y que había sido habilitado con un gran sala con literas de 2 camas cada una, rodeadas de unos parabanes de madera lo que resultaba ser camaretas de cuatro camas y una estantería que separaba a su vez una retahíla de literas, en total cuento 20 camas (en la web decía 10, bueno, han crecido). Esto daba lugar a que por la noche hubiera gratuitamente un concierto de sonoros e interesantes ronquidos, aunque no estaba lleno.
Después de hacer el check-in, un chico me guió hasta mi cama y en la taquilla no había ni llave, tarjeta ni candado ni nada parecido que protegiera mis bienes. Debajo de la litera había encajada una jaula (que no es para ninguna mascota, sino para las cosas de cada uno), sin candado para cerrarla, aunque  se podía poner uno. Muy seguro no me pareció porque por debajo había una abertura por donde cabía perfectamente una mano.

Me tumbé en la cama para descansar un rato y programar qué hacer. A la primera conclusión a la que llegué fue la de ir a comprar el billete, aún suponiendo que debía volver a la estación en vez de visitar la ciudad, me mentalizo que es parte del viaje. Lo intenté con el wifi del hostel, pero imposible, a pesar de que me ayudó mi compañero de habitación un chico indio muy amable de Goa, llamado Floyd. Era alto, fuerte y con una larga cabellera negra como su barba (por el color). Me contó que era astrólogo y terapeuta y que estaba viajando desde hace tiempo. También me dijo que en la India había mucha gente que cree en la astrología (y yo que pensaba que era más occidental que otra cosa) y que hasta podía influir en la gente en su toma de decisiones importantes.




4 comentarios:

  1. Emocionante viaje, me encanta. Gracias por compartir

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    1. Muchas gracias a tí por leerme, Luz María. un cordial saludo

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  2. Es usted un excelente escritor de narrativa de sus vivencias.
    (McB)

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    1. En lo de usted no estoy de acuerdo, en lo otro... tampoco... jaja... Pero muy agradecido! Crees que lo podría publicar? Un saludo

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