lunes, 20 de abril de 2020

Viaje a la India (Episodio 5)

Visita a Lotus Temple y a Humayan'sTomb                                                  8 de abril de 2018

El tren se mueve. Y como si alguien lo hubiera sabido, tengo delante de mí una excelente mesa para escribir. Salimos con 5 minutos de retraso, camino de Haridward, por lo menos yo, claro. Supongo que hará más paradas. Me esperan entre 4 y 5 horas de viaje. Hace media hora que el sol ha salido. Un joven con una gorra reparte botellas de agua de un litro. El vagón va lleno y estoy más o menos en medio.

Sigo el relato por donde lo dejé. Ayer “estrené” mis saludos matutinos al sol (un ejercicio de yoga) y tras desayunar tranquilamente, me topé con Xunia y le comenté que podíamos ir juntos al Lotus Temple, pues el tour que había organizado el hostel se había cancelado. Como ya había ido el día anterior, recordaba cómo ir, y, aunque le informé sobre ello a Xunia, es reacia a seguirme.
Esta vez sí que estaba abierto y el cielo como de costumbre es una bruma inmensa. Al llegar a la también conocida como Casa de adoración Bahá'í, hay que descalzarse y subir unas escaleras para acceder ordenadamente por grupos. Varios chicos se encargan de ello. El templo pertenece a una religión que proclama que todas las religiones son una, es decir, universal (eso es lo que me contaron) y que fue fundada por Bahá'u'lláh. En realidad este hombre creó en el siglo XIX en Oriente Medio el bahaismo y fue considerado como la manifestación de Dios en la tierra. Por lo que leí está bastante extendida. El templo en forma de loto, de ahí su nombre, fue construido en los años 80 del siglo pasado.
En el interior todo es paz y sosiego, aunque no es óbice para que algunos indios tengan prisa por entrar, la misma que por salir, cuando descubren que tras los grandes ventanales del lugar sagrado no hay más que alargados bancos de madera y poco más.
Me siento con Xunia en uno de ellos. Ella se confiesa atea, como muchos chinos, aún así, cierra los ojos y su cara desprende paz. Decido seguirla y medito unos minutos y recito unas cuantas veces un mantra... “Deseo paz a todos los seres vivos” ¡Qué complicado!


Volvemos al metro, tras calzarnos, claro. Antes de llegar hay un bazar, un supermercado con aire occidental. No sólo venden ropa, sino también comida y complementos. Xunia quiere comprar regalos a su familia. Seguramente no es el mejor sitio, aunque decide comprar té, (como yo) y comida. Aprovecho para comprar fruta para el viaje de mañana. A la hora de pagar, Xunia, se ofrece a abonar todo con su tarjeta, pues tiene poco efectivo. Pero, ¡Sorpresa! No “leen” su tarjeta y al final pago yo, por lo que tenemos que volver al hostel para que me devuelva lo que le he prestado.. Añadiré que los indios también intentan colarse incluso con el carro lleno. No quiero darle importancia, porque al final me lo tomo como un ejercicio de paciencia.
Ya en el hostel, Xunia se encuentra con unos taiwaneses que le prestan el dinero. Ya se acerca la hora de comer, y me encamino al restaurante de costumbre. Si otros días, no había casi gente, hoy está lleno, es fin de semana. Incluso hay que hacer cola y le comento al gerente que lo pediré para llevar.
¿Qué me quedaba más ver en Delhi? Pues otra maravilla es la Humayan's Tomb. Allí que me fui después e comer. Cogí el metro, el cual tenía varias salidas, lo que no indicaba la guía. Depende de la que se coja te dejará más o menos lejos. De todas maneras, no hay ningún letrero que señale el conjunto monumental. Caminé como media hora antes de llegar, pues me olvidé de coger un tuk-tuk. A pesar de que algunos pasaban a mi lado pitándome intentando llamar la atención. Si me pierdo, me pierdo yo mismo.
La tumba de Humayan no es sólo el gran templo mogol (restaurado) que alberga los restos del emperador del mismo nombre, sino varias mezquitas y edificios repartidos por su gran terreno (oasis de paz y tranquilidad, a pesar de la gente que había) contrastando con el ajetreo de Delhi. El conjunto es Patrimonio de la Humanidad. Sin duda, se merece ese reconocimiento. Podría ser el hermano pequeño del Taj Majal de Agra.


El templo se ubicaba en un recinto gigantesco. Para llegar a él había que continuar un camino el cual al principio era flanqueado por dos más pequeños, uno a cada lado que siguen el esquema del mayor, es decir, el cuerpo central culminado por una cúpula y otras “capillas” más pequeñas que lo rodean. Alguna en estado decadente. Ya dentro, descubro que realmente es como un panteón con diferentes tumbas.
Al salir busco la estación más cercana de metro con el mapa, como no es fácil porque no hay indicaciones. La casa del Tibet es una buena referencia y tras preguntar varias veces, consigo dar con ella, no sin antes vagar sin rumbo por alguna avenida, donde se concentran familias con niños pequeños descalzos y cocinan en una olla sobre dos ladrillos, se suceden hombres jugando a las cartas, tirados durmiendo como muchos perros que al pasar cerca de ellos ni se inmutan.
Hace calor, 37 Cº (Según el móvil). Por fin, encuentro el metro y me dirijo hacia el palacio presidencial, está a tres estaciones, pero ,claro, ¿por qué salida salgo? Un misterio, más grandes avenidas, hay una señal que lo indica, pero por si acaso pregunto (a un joven con auriculares de aspecto serio y moderno) y me indica que saque mi móvil y que ponga google maps, Me pregunta algo molesto que por qué no conecto el wifi “Wifi, my friend...” me dice. Tengo que aclarar que no me preocupé de tener datos en otro país o tener una tarifa “especial”. Hubiera sido más fácil seguramente, pero no hubiera tenido tanta emoción. Ahí lo dejo. Jajaja.



2 comentarios:

  1. "Si me pierdo, me pierdo yo mismo" jajeja😊😂.

    Estoy encantada con la arquitectura de estos templos. ¡Gracias!
    (McB)

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