Visita a Old Dehli (Chandni Chown)
6 de abril de 2018
¡Hoy
fue día agotador! Por la mañana había pensado ir a un tour que
organizaban los chicos del hostel, en principio estaba programado a
las 10,30 h y al preguntar cuando empezaba, me han contestado que
sólo estaba apuntado yo y que esperara unos minutos más. Finalmente
fue un tour privado con un guía llamado Summit por Old Dehli, la
antigua ciudad, como bien indica su nombre. Cogimos un tuk-tuk, que
pagó él. ¿No era andando? Le inquirí sorprendido. Las distancias
son enormes y el tráfico como de costumbre, muchísimo y muy ruidoso
porque en ciertas partes no hay semáforos. Paramos en una avenida
atestada de todo tipo de gente, cómo no! Se trataba Chandni Chown,
un barrio de comerciantes nacido en el siglo XVII, en el que se
sucedían tiendas, bazares y vendedores ambulantes, algunos en el
suelo. Summit me empezó contando que en esa avenida se concentran
las grandes cinco religiones de la India; el hinduismo, budismo,
islam, jainismo y sijismo. Muestra de ello son los templos en los que
nos paramos delante de cada uno, explicándome cuáles eran sus
fundadores y algo de historia, que ya sabía al leer la guía que
llevaba. Evidentemente no entendí todo lo que me decía, pero sí lo
esencial.
Después tomamos una calle, que podría haber sido
cualquiera y entramos en otro mundo. Las callejuelas eran tan
estrechas que apenas podían cruzarse dos vehículos pequeños.
Summit me contó que en ese laberinto no vivía nadie, pues
históricamente un emperador decretó que sólo se establecieran los
mercaderes, lo que se ha mantenido hasta ahora.
En
un momento dado, torcimos por una calle y al fondo había dos perros
al fondo tirados en el suelo, y dudé si estaban vivos o muertos.
Eran casas que tenían unas fachadas de estilo árabe con sus puertas
de medio punto. Allí no vivía nadie, eran almacenes de las tiendas.
Me sorprendió tanta paz que se podía respirar a tan pocos pasos del
bullicio, al final de un callejón los jainistas tenían un pequeño
templo.
Volvimos
a las intrincadas callejuelas que con el tiempo se habían organizado
según lo que vendían... joyas, frutos secos, especias, etc. Por
cierto, al pasar por esta última parte, el olor era tan asfixiante
que me picaba la nariz, y se sucedían los estornudos. Subimos unas
escaleras por donde se agrupaban los puestos, en los que separaban
granos del algún fruto, cual vaquero norteamericano buscando pepitas
de oro en los ríos, pero sin río, ni oro.
También
me llamó la atención cómo venden la mercancía, cual majo de Goya,
los vendedores se encuentran semiacostados en el suelo cual
emperadores romanos con las uvas en la mano en su triclinium.
Después
de hacer unas fotos, hicimos un descanso, no hay prisa. Me pedí un
chai que un señor preparaba en la calle, que también quiso pagar
él.. Aprovechamos para conocernos, si estábamos casados, si
teníamos hijos, le conté a qué me dedicaba. Le confieso que haber
viajado a la India (y llevaba unas horas tan sólo) era viajar dos
veces a otro lugar, a otra época. (No recuerdo si lo entendió o le
sentó bien o mal).
Summit
estaba soltero con 25 años, pero en tres o cuatro años pensaba
dejar la soltería. No es de Dehli y ha estudiado literatura inglesa.
..
Acabé
haciendo algunas fotos más, también de una especie de altar con
dibujos y unas guirnaldas de flores, donde siglos atrás los mogoles
hirvieron y decapitaron a los musulmanes, como indicaban muy bien los
dibujos.
Volví
en un taxi compartido bastante apretados. Miraba el gentío y recordé
un hombre con barba profética que a duras penas pedaleaba su
bicicleta de la cual tiraba un carro lleno de niños debidamente
uniformados que saldrían de algún colegio privado. Los críos al
verme me sonreían y me saludaban.
Al
llegar al hostel fui directamente al restaurante del día anterior
con un hambre de mil demonios y pedí algo distinto. Me pareció todo
muy sabroso, eso sí, añadiendo , “no muy picante por favor”. La
comida fue tan abundante que ya tenía la cena.
Sigo enganchada con esta vivencia, tengo mente muy volátil casi que puedo trasportarme a la India con su narración.
ResponderEliminarMe alegro! Muchas gracias! Un saludo
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